Toma la esponja natural del borde de la bañera, la mete en el agua y empieza a pasármela por el pecho.
—Quiero saber cosas de ti.
Noto que suspira.
—¿Qué quieres saber?
—¿El Hotel es sólo un negocio o lo has mezclado con el placer? —inquiero directamente. Sé que lo ha mezclado con el placer porque lo dijo el hombre raro al que Nick le hizo una cara nueva el día en que descubrí lo que en realidad ocurría allí. También me lo dijo Derek. Entonces ¿para qué pregunto? Noto un sabor amargo en la boca.
La esponja se detiene en mi pecho unos segundos pero luego vaga por mi cuerpo.
—Directa al grano —dice en tono seco.
—Dímelo —insisto.
Deja escapar un suspiro tan hondo que estoy a punto de darme la vuelta y mirarlo para dejarle claro que no me gusta que su reacción a mi pregunta sea el aburrimiento.
—He picoteado —dice como si le molestara.
«¿Picoteado?»
No me gusta cómo suena «picoteado» en ese contexto.
—¿Y sigues picoteando?
—¡No! —Se pone muy a la defensiva.
—¿Cuándo picote