—Bueno... —Trago—. ¿Qué les digo a mis tíos cuando me lo pregunten? De hecho, ¿qué le digo a mi familia cuando me pregunten cuál es tu profesión?
¿Profesión? ¿Existe un nombre para lo que hace Nick?
Los engranajes se ponen en marcha. Se encoge de hombros y me mete otra fresa en la boca.
—¿Tus tíos? —Creo que no se lo he dicho.
—Fueron los que me cuidaron cuando mis padres murieron. No viven en la ciudad, pero me hablan seguido.
Nick se lo piensa.
—Diles que soy el dueño de un hotel.
Acepto su ofrenda pero sigo hablando, no voy a rendirme fácilmente.
—¿Y si quieren ir a ver tu hotel? —farfullo mientras mastico.
—Pues que vengan a verlo —sonríe—. Tú pensabas que era un hotel.
Le lanzo una mirada asesina.
—Porque hacías que un empleado me siguiera a todas partes y me encerrabas en tu despacho para que nadie pudiera hablar conmigo. ¿Vas a hacer lo mismo con mis tíos?
—Se lo enseñaré un día de poca actividad —responde, tan pancho.
¿Acaso ya lo había pensado? No me puedo creer