—¿Te apetece más un baño? —pregunto adelantándome de camino al lavabo. Parece exhausto tras el esfuerzo, así que no creo que consiga mantenerse de pie en la ducha. Un buen baño le relajará los músculos y le hará bien.
Él se encoge de hombros de nuevo.
—Bueno.
Vale, le doy un baño y me marcho. No puedo hacer esto. Éste es el hombre al que empezaba a creer que conocía, a quien deseaba desesperadamente conocer, pero me tortura haber descubierto que no lo conozco en absoluto, ni siquiera un poco. Llamaré a Mark para ver qué me aconseja que haga. No estoy hecha para esto. Está callado, encerrado en sí mismo, y todas las cosas dolorosas que me gritó durante nuestra discusión parecen más altas y más claras cuanto más tiempo paso aquí. ¿Por qué me metí en ese ascensor?
Abro el enorme grifo y coloco la mano debajo hasta que el agua sale a la temperatura adecuada mientras hago todo lo posible por no pensar en conversaciones de bañera y en el hecho de que el propio Nick