Me pongo más tensa, con mis ojos feroces antes de que sea mi turno de contraatacar.
—La escritura radica en ser hábil y creativa con las palabras. Eso es literatura, pero entiendo que no lo comprenda, usted es un… ¿Cómo podría decirlo?… ¿Informador?
»Sí, difunde información, es de las personas que aprenden y repiten. —Arqueo una ceja desafiante—. Y no está mal, si hasta su apodo es fácil y directo: Mr. Sexo.
»Un sexólogo, dueño de un hotel, me parece muy bien que se llame así, no tiene por qué ser ingenioso ni creativo.
La estúpida sonrisa de Nick desaparece y está bien. Estoy tan enojada que puedo sentir como la sangre recorre las venas de mi frente.
El momento se sumerge en un silencio incómodo. Pero la risa de Guillermo reanima el ambiente atrayendo a Nick hacia él, mientras trata de darle un abrazo.
—Ustedes estarían fantásticos en un debate, me encantaron. —Nick sigue mirándome fijamente.
No entiendo su mirada y en realidad no entiendo nada de él, pero aunque sea un maldito Dios