—¿Por qué? —murmuró, entre dientes—. ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué sigues detrás de mí?
Él rio por lo bajo.
—¿Por qué? Porque tú me lo quitaste todo.
Dio un paso hacia ella, y la tensión en el cuarto se hizo insoportable.
—Por tu culpa me echaron del equipo. —su voz ahora era más áspera, con un deje casi histérico—. Cuando Cian se enteró de que había sido yo quien te empujó aquella noche… me rompió la pierna a golpes. Estuve meses sin poder caminar bien.
Iris parpadeó, sintiendo que el aire se le escapaba de los pulmones.
—¿Qué…?
—Y después… —continuó él, con una carcajada rota— tuve que ir a la cárcel. Un maldito año ahí dentro, y habría sido más si no fuera porque mis padres pagaron para que saliera antes. Mientras tú… tú estabas en coma. Nunca supiste nada, ¿verdad? Porque tu hermanito se encargó de que nadie te lo dijera. Sabía que no te protegió. Sabía que era un hermano de mierda. Y la culpa lo destrozó tanto… que prefirió largarse antes de tener que mirarte a los ojos.
Las últi