Serethia lo observó con cautela. No comprendía algunas de las cosas que había mencionado, pero su olor no le indicaba que tuviera intenciones de dañarla. Sabía que algunos licántropos podían ocultar y manipular su aroma. Pero no estaba segura si los humanos también podían hacerlo. Por lo que prefirió mantenerse en su posición.
—Ya que me presenté... ¿puedo saber tu nombre? —Cambió de tema de forma repentina, pero a ella no le importó.
—Serethia Velaryss—respondió, prefiriendo eso a que él la volviera a tocar.
—No es un nombre común —comentó mientras tomaba un botiquín—. Serethia Velaryss, necesito que te desnudes.
Ella frunció el ceño y se echó hacia atrás, ofendida.
—Necesito ver todas tus heridas...
—Es incorrecto —respondió, con firmeza—. Debe haber una doncella con nosotros
—¿Doncella? —repitió Alec con una sonrisa ladeada—. ¿Suelen seguir en personaje incluso al terminar el juego de rol?
La joven lo miró sin comprender, frunciendo el ceño, pero él no pareció notarlo… o simplement