Mi madre y Javier estaban a mi lado, escuchándolo todo.
Me miraban con preocupación.
Pero yo… yo solo sentía alivio
“Un nuevo mañana está frente a mí.
Todo lo que dolía, ya se lo llevó el viento.”
Desde que regresé a la Manada Azul Sereno, cada día fue un bálsamo.
Comida deliciosa.
Descanso profundo.
Paz verdadera.
Solo había un pequeño problema...
Me estaba poniendo visiblemente más rellenita.
Y para alguien que había sido bailarina profesional, engordar era casi un pecado capital.
Un día, recibí una llamada inesperada:
El gerente de la compañía de danza internacional donde bailé antes me había buscado.
—Queremos que seas coreógrafa y mentora del grupo.
Y así volví al escenario.
No como una promesa rota, sino como una maestra.
Ensayos, horarios, decisiones artísticas…
Mi agenda estaba llena.
Pero por primera vez, me encantaba el caos.
“Este es mi lugar.”
Cuando tenía tiempo libre, mi hermano y los amigos de la manada se turnaban para sacarme a tomar café, ir a conciertos, pasear, hace