81• Juntas, terminaríamos con él.
Me quedé inmóvil, imaginando una escena que jamás me habían contado.
—Al final tuvieron que inducirme un coma para estabilizarme —prosiguió con la voz baja—. Le dijeron a Vittorio que las posibilidades de que despertara eran casi nulas. Que lo mejor era prepararse para lo peor. Pero él… —una sonrisa triste curvó apenas sus labios— jamás perdió la fe. Nunca dejó de creer que volvería con ustedes.
Hizo una pausa breve, dejando que el silencio acomodara la historia.
—Decidió trasladarme a una clínica privada, aquí en Italia —explicó—. Lejos de todo. Lejos de Enzo. Porque si ese hombre descubría dónde estaba… —su expresión se endureció— sería capaz de terminar lo que había empezado aquella noche en la que Vittorio me rescató.
Mi pecho se tensó. Había tanto amor, tanto miedo y tanta pérdida entre esas palabras, que dolía respirarlas.
No me di cuenta de cuándo empezaron a caer las lágrimas, solo sentí el calor resbalarme por las mejillas, una tras otra, como si algo dentro de mí finalmente