71• Solo hazlo.
Por un segundo, el aire simplemente desapareció de mis pulmones. Mis ojos se abrieron de par en par mientras un nudo enorme trepaba por mi garganta y se instalaba en el centro de mi pecho, apretándolo todo. Celine. Mi Celine.
Mi amiga. Mi hermana.
Y por fin… por fin íbamos a sacarla de ese infierno.
Sentí el ardor de las lágrimas acumulándose, calientes, punzando detrás de mis ojos. Mi mano subió de golpe a mi boca, como si pudiera contener el sollozo que amenazaba con romperme desde adentro. La esperanza, esa que había parecido una burla cruel, de repente era real.
—¿Qué? —susurré, la voz quebrada, apenas audible—. ¿Estás… estás seguro?
Dean asintió, sin soltar mi rostro, sus ojos firmes pero llenos de empatía.
—Daryl acaba de confirmarlo —murmuró al fin—. Mañana nos reuniremos con nuestro último aliado, y estaremos listos. No están lejos, pero tenemos que elaborar bien el plan.
Las emociones me golpearon de lleno, como una ola que no vi venir: un alivio tan intenso que casi dolía,