22• No me dejes ir ahora.
Dean se apartó lentamente, como si quisiera alargar cada segundo, mientras yo lo observaba sin poder moverme. Estaba completamente desnuda y expuesta, sintiendo cada latido de mi corazón tamborileando con fuerza dentro del pecho. Su mano desabrochó su pantalón con una lentitud deliberada, y mientras la correa caía con un leve golpe al suelo, no aparté la mirada de sus ojos, oscurecida por un deseo intenso y casi salvaje.
Sus pantalones resbalaron por sus caderas y cayeron al suelo, seguidos inmediatamente por sus calzones, dejando al descubierto un cuerpo que irradiaba fuerza y una dureza que no podía ignorar. Sentí cómo el aire parecía escaparse de mis pulmones y mi respiración se volvió irregular, presa de la mezcla de miedo y atracción que me embargaba. No podía apartar la vista, a pesar de que mi mente gritaba que lo hiciera. ¿Qué pensaría cuando descubriera que yo era inexperta? Incluso virgen. ¿Se reiría, me juzgaría, o simplemente lo aceptaría?
Sin darme tiempo a responder es