28. La puerta de Umbra
Eira
El santuario huele a piedra vieja, humo de resina y metal frío. No es un aroma agradable, pero es el que conozco desde siempre. Aquí es donde Umbra se abre y se cierra. Aquí es donde decidimos a quién dejamos entrar.
Hoy vamos a abrir para nuestra hija. Paso la mano sobre el borde del círculo central. La piedra está grabada con runas antiguas que solo unos pocos podemos leer sin perder la cordura. El Sendero del Revés reposa dormido, esperando que lo llamen.
—Otra vuelta —murmuro.
Lythra asiente en silencio y ajusta la sal alrededor de la circunferencia. No es sal común. Lleva hierro en polvo y ceniza de eclipse. Cada grano tiene trabajo encima.
—¿Segura de que quieres conectar con Nocte hoy? —pregunta, bajando la voz—. Los informes dicen que el Círculo está moviéndose cerca de sus accesos.
Respiro hondo. Mi eco se estira en el pecho, atento.
—Por eso mismo —respondo—. Mientras más tardemos, más fácil será que se adelanten.
Lo digo tranquila, pero la tensión me cruza de lado a la