Mundo ficciónIniciar sesiónISANDRO DE LUCCA
— Señor, la información que me pidió llegó a mis manos, en estos momentos me dirijo a su oficina para entregarla.
— Está bien Marco, te espero.
Corté la llamada, tomé un cigarrillo y miré desde mi oficina en el último piso del edificio, quién diría que un bastardo como yo llegaría tan lejos.
Cuando Máximo Visconti me envió a América, queriendo borrar a su hijo bastardo de su vida, jamás pensó en lo que me convertiría.
Me llamó “bastardo”, me repudió y nos echó a mi madre, que era solo la empleada de su casa, y a mí, un niño de apenas 3 años, fuera de su casa, de su apellido y de su vida. Me subió a un avión y me negó lo que por sangre me correspondía. Pensó que la distancia rompería mi n






