Entre los sonidos de los cubiertos en los platos la cena transcurrió a un ritmo que ella sintió eterno agobiante y de gran manera tenso, su propia mente le ordenaba que se pusiera de pie y saliera corriendo que buscara una manera de escapar de aquel lugar pero podía estar segura de que no terminaría ni de llegar a la puerta principal de esa casa cuando ya hubiera sido apresada bien fuera por su familia o por el hombre que ya la había tildado como suya.
Los ecos de su mente la hacían removerse incómoda en su lugar, continuar diciéndose a sí misma que no quería eso era casi en vano porque sabía que iba a suceder.
Ahora lo único en lo que podía pensar era en cómo hacerlo más llevadero más ligero y sobre todo más suave para vivir, para sobrevivir en su nueva realidad las tomaron un poco de agua porque apenas había tocado su comida suspiró de forma suave elevando su mirada hacia donde estaba el asistente de su futuro esposo.
Gaspar le esbozó una débil sonrisa que ella respondió de