Capítulo 31. Recordamos que respiramos.
POV: Irina
Gaspar dudó medio segundo, lo justo para que yo entendiera que ese «no quiero interrupciones» era de anoche. Asintió, me besó la frente y se marchó.
—¿Estás bien? —preguntó Sofía en cuanto la puerta volvió a cerrarse.
—Sí —respondí sin pensarlo—. Más que ayer.
—Se te nota en la piel. —Tocó el borde de mi bata con dos dedos, cómplice—. Se te nota en los ojos.
—A ti se te nota que quieres preguntarme algo y te estás conteniendo.
—Me estás conociendo demasiado rápido —rió—. Solo quería saber si te sientes bien.
—Sí —dije—. Curiosamente, sí. Como si tuviera más cuerpo. Como si respirar fuera otra cosa.
—Bien —dijo, y se dejó caer en el borde de la cama. —Quería oír eso. Y quería decirte algo: si alguna vez necesitas hablar de lo que te asusta de él, puedes buscarme. Si necesitas hablar de lo que te gusta de él, también puedes buscarme, pero luego tendrás que pedirme perdón por sentir envidia.
Sonrió. Sofía me saca risas incluso cuando no quiero.
—¿Y tú? —pregunté—, ¿estás bien