Capítulo 65. Cuentas Pendientes.
POV: Irina
El coche blindado devoraba la oscuridad de la autopista. La Toscana, el cementerio, Kózin… todo era una niebla.
Estaba conduciendo con una mano en el volante y la otra, la que no soltaba su arma, sobre mi muslo. No era una caricia, era una afirmación de posesión.
Las lágrimas se habían secado con la humillación. Me sentía vacía, fría, como si mi cuerpo fuera una cáscara llena de polvo. Kózin me había desnudado mentalmente con la verdad de mi padre. Había tomado la última pieza de mi inocencia.
—Lo maté —murmuró Gaspar, sin apartar los ojos de la carretera. Su voz era un gruñido—. Lo maté por ti, amore.
No respondí. ¿Qué significaba su venganza para mí? Yo no quería justicia; quería borrar la asquerosa verdad de Dimitri. Quería olvidar que mi propia sangre había sido un arma.
Llegamos a la mansión de Nápoles en un silencio sepulcral. Dante ya estaba en el ala médica, recibiendo transfusiones. La casa estaba limpia, lista para la guerra que aún no terminaba.
Apenas las puerta