Capítulo 69. Epílogo.
POV: Irina
Siete años de matrimonio no eran un cuento de hadas, eran un pacto de sangre renovado cada mañana.
El Capo seguía siendo el Capo; su vida, una intrincada telaraña de lealtades y amenazas. Pero la mayor de sus lealtades era yo, y yo era su única amenaza real a la paz. Y ese equilibrio, forjado entre sábanas de seda y el olor a pólvora, era nuestro paraíso.
Estábamos en la biblioteca, ya pasada la medianoche. El peso de la villa era palpable; el silencio de los niños durmiendo y el siseo del mar Egeo rompiéndose contra las rocas.
Gaspar acababa de regresar de un viaje de tres días a Milán. Tres días de conferencias de negocios, dicen. Tres días de reorganización de rutas.
Lo observé desde el umbral. Estaba sentado en su escritorio de caoba, la chaqueta de su traje Armani colgada cuidadosamente, pero con la camisa blanca desabrochada hasta la mitad del pecho.
Su mano, tatuada y firme, sostenía una copa de brandy. No estaba leyendo documentos. Estaba simplemente mirando, sus oj