¡Alicia, de nuevo su hermana! Una vez más, ella había intentado asesinar a Ania, pero está vez de una manera más directa y descarada.
Aunque fracasó por poco, esto le demostraba a Ania lo loca y desesperada que estaba su hermana, y de lo que era capaz.
— ¿Lo visitó? — Murmuró Ania al señor Ochoa, quien ya se acomodaba frente a ella.
— Si, efectivamente es el hombre que la señorita Alicia visitó en los barrios bajos cuando la vigilaba, pero el idiota no quiso hablar… Ya mandé a unos amigos policías a que le dieran un regalito y si eso no funciona, siempre acceden a hablar por un buen precio… No se preocupe, señora Anderson, de alguna manera conseguiremos que coopere y hable lo que sabe… — Contó el detective.
— ¿Y en el apartamento de Alicia? ¿Encontró algo? — Consultó Ania, ansiosa.
— Sí, señora Anderson, revisamos el apartamento de la señorita Alicia con más cuidado está vez y usted tenía razón… Encontramos rastros del mismo polímero que usó el asaltante, en el apartamento… — Acl