Al llegar al hotel, Anne aún se encontraba inmersa en su mundo. Los recuerdos habían regresado con fuerza. Sabía que si su madre no hubiera abordado aquel avión, habría regresado por ellos. No la creía capaz de abandonarlos.
Llevaba el celular en la mano cuando recibió una llamada de Alexander. La voz del hombre sonaba cariñosa y preocupada. Sus celos, al parecer, no habían disminuido… pero tampoco aumentado.
—¿Cómo fue el viaje, mi vida? —la voz de él era tranquila, pero se notaba el trasfondo de inquietud.
—Fue un buen viaje, tranquilo y sin contratiempos —respondió Anne—. Acabamos de llegar al hotel a dejar las cosas y luego iremos a las oficinas. Lo único que sé es que te voy a extrañar demasiado a la hora de dormir —dijo mientras sacaba de la maleta el pantalón que usaría—. Y más aún a la hora de cenar —añadió con un tono cariñoso.
—Yo te voy a extrañar más, mucho más. Hoy me entregan los resultados de una investigación que mandé hacer. No quiero que te preocupes, pero es acerca