Un hombre llegó a la puerta de la mansión de los Lewis Benson. Su rostro estaba cubierto por la tensión y el miedo. Era el único testigo que había presenciado el asesinato de Jack Kart y traía consigo una misión que no podía postergar: entregar una laptop con todas las pruebas.
—Buenas tardes, busco a la señorita Anne Lewis Benson —dijo con voz apremiante al mayordomo—. O mejor dicho… entregue este paquete. Yo debo irme, no puedo quedarme más tiempo.
El mayordomo recibió el paquete, una mochila de laptop, y lo llevó directamente a la oficina donde Anne trabajaba. Ella estaba revisando unos correos en su computadora cuando escuchó abrirse la puerta. Levantó la vista y, al ver el bulto en manos del mayordomo, se incorporó.
—¿Qué es esto? —preguntó, tomando el paquete.
Lo abrió con cierta desconfianza y encontró un ordenador portátil sencillo con su cargador. Pegada a la tapa, había una nota:
Para la señorita Anne Lewis Benson o cualquier miembro de su familia. —Jack Kart.
Anne frunció e