Capítulo 4.

Anna:

El gran día había llegado.

Hoy iba a casarme con Levi, ya estaba mas que hecho, estaba por casarme con un hombre que no me ama, que me desprecia hasta los huesos. Me siento tan humillada, tan avergonzada por no ser lo suficientemente valiente para enfrentarme a el, realmente no lo soy.

Mi amor por el es fuerte, pero temo de que se termine antes de darme cuenta. Si sucede, será mucho mejor para mí, es lo que merezco por haber dejado que se metiera a mi cama.

Si mi madre estuviese viva, estaría muy decepcionada de mi, ella no me crió para ser una mala persona, pero cuando el corazón manda y se apodera de tus sentidos, ya no hay marcha atrás.

Estaba parada en el enorme ventanal de la habitación, miraba a las personas venir de todos lados, muchas de ellas las conocía por los eventos y reuniones que se hacían aquí, otras no y se que vienen para ver el espectáculo de la boda de Levi conmigo.

Ayer me trajeron un teléfono, tuve que crearme una red social, ya que no la tenía.

De inmediato comenzaron a llegar comentarios de odio hacia mi, aquello me hizo sentir miserable, porque ellos, creían que hice esto a propósito, que me quise casar con Levi por interés o para atarlo a mi.

Incluso me compararon con Cassandra, decían que yo jamás sería como ella, que jamás lograría ser reemplazada. Eso me queda claro, jamás voy a ser como ella, ella era buena y dulce, yo solo soy una sirvienta que ahora se casará con su prometido.

Hasta siento que la he traicionado, ella fue buena conmigo cuando estuvo aquí, jamás la odié porque ella estaba con el, todo lo contrario, estaba contenta de que Levi tuviera a alguien en su vida que lo amara de verdad. Que le daría una familia, por eso cuando ella murió y el se quedó solo, me partió el alma, porque lo amo, porque me enamore de el sin pensarlo, luché con este sentimiento que al final, terminó ganándome y ahora, me convertiré en su esposa, en algo que no quise.

Escuché la puerta ser abierta, a la habitación entro una mujer, no era cualquier mujer, era la hermana de Levi, Hayley Fischer, la reina de Alemania.

—Su majestad —hice una reverencia.

—No hagas eso por favor —ella se acercó a mi—, vine a conocerte, eres Anna, ¿No?

—Si, su majestad.

—Ya me conoces por lo que veo —asentí—, me enteré de lo que pasó ayer, Levi no se había dignado a decirme.

—Yo..

—Tranquila que no vine a crucificarte, tampoco a juzgarte, solo vine a hablar contigo, te diré que aguantes un poco, quise meterme Pero Levi está cegado y no escucha a nadie más, ni siquiera a mi que soy su hermana, pero si le pediré que te trate bien, tu no tienes la culpa de nada Anna.

—Si la tengo, debí mantenerme alejada de el —susurre—, debi quedarme donde pertenecia, lejos de el, siendo solo su sirvienta. 

—Oye —ella tomo mis manos—, ya no se puede cambiar el pasado, solo debes estar fuerte, creeme que estuve en tu lugar. 

—Lo aprecio —me sincere—, pero le pido que no interfiera, no quiero meter a nadie en mis problemas, por favor. 

—Lo se, hare lo que me pides, pero aun asi... El no tiene derecho a tratarte así, no lo tiene, es mi hermano, pero tu eres una chica inocente. 

Ella me dio un par de palmadas en la mano, luego salio de la habitacion, no queria llorar, todo esto me lo guardaría para mi, tengo que guardarme este sentimiento de dolor, porque se que nadie va a venir a consolarme. 

La señorita Julia entró a la habitación, detrás de ella venía un hombre vestido de manera elegante, consigo traia mi vestido de novia, aquel hombre junto con otro, lo dejaron puesto en un maniquí, luego se retiraron. 

Yo me acerque al maniquí para apreciar mejor al vestido, era blanco obviamente, tenía algunas joyas en la cintura, era de escote recto y con mangas largas, era como el de una princesa, era precioso, incluso, no quería tocarlo por miedo a ensuciarlo. 

—Es hora de alistarte Anna, debemos ir a la capilla en una hora. 

Sali de mis pensamientos al escucharla, camine hacia la peinadora y me senté, Julia comenzó a sacar las cosas para peinarme y maquillarme, ella con tanto esmero comenzó a maquillarme primero, ella hizo un maquillaje sencillo, luego me recogió el cabello y colocó una especie de joya en mi cabello. 

—Te ayudaré a colocar el vestido. 

Me puse de pie y me quite la bata, traía mi ropa interior normal, la señorita Julia quito el vestido del maniquí y lo trajo hacia mi para comenzar a ponérmelo. Lo hacía con tanta delicadeza que me causaba miedo romperlo o dañarlo. 

Cuando al fin estuvo puesto en mi cuerpo. Yo, me sentí horrible, quería llorar, quería correr e irme lejos de aquí. 

Cada vez era más real que iba a ser su esposa. Camine hacia el espejo y me mire en el, no me veía como una novia, parecía que iba hacia mi propia muerte. 

Camine hacia la puerta cuando ella me dijo que debíamos irnos, camine hacia la salida. La señorita Julia me dio un ramo de flores de color blanco. Ella me ayudó a salir de la habitación, el vestido era un poco pesado para mi, pero podía con ello. 

Estoy lista. 

Y a la vez no. 

—Eres bonita Anna —me dijo la señorita Julia—, podrás con esto, ya verás.. 

Solo le asentí. 

Era momento de ir hacia mi funeral, de ir a casarme con el hombre que me desprecia, es momento de ir hacia el, hacia el hombre que amo, pero que el no me ama a mi. 

Es mi momento de ir hacia la que seria mi total desdicha. 

Tome un largo respiro para comenzar a caminar por el pasillo del palacio e ir hacia el auto que estaba esperándome, la capilla estaba del otro lado del palacio. 

(...)

Me encontraba parada en las puertas de la capilla, desde aquí, podía escuchar los gritos de la prensa, también el de algunas personas llamarme, La otra Reina. 

Yo respiré hondo, luego las puertas se abrieron, no mire a nadie, solo hacia el frente tal y como me dijo la señorita Julia. Pude escuchar la marcha nupcial, los murmullos de las personas tampoco se hicieron esperar.

Yo seguí caminando, luego mi vista, se posó en Levi. 

El estaba de espaldas, luego volteo hacia mi, me quede mirándolo fijamente, llevaba puesto un traje militar color negro, traía guantes del mismo color y su cabello, estaba muy bien peinado. Camine lentamente hacia el, cuando estuve frente a Levi, el extendió su mano hacia mi, yo temblorosa la tome, luego el me llevo hacia donde estaba el sacerdote. 

Ambos nos miramos, no había nada e sus ojos, su mirada era tan afilada como la espada que traía consigo. 

La ceremonia comenzó, yo no escuchaba las palabras del sacerdote, solo quería irme de aquí, salir corriendo y que algo me asesinara, preferiría morir, que quedarme casada con el, pero por ahora no tenía opción. 

Era oficialmente, estaba casada con el. 

—Si, acepto —escuché a Levi. 

—Señorita Anna Gruber, ¿Acepta por esposo a su majestad Levi Newt? Para amarlo, honrarlo y respetarlo, ¿Hasta que la muerte lo separe?

—Si, acepto —dije. 

—Por el poder que me otorga la iglesia, los declaro, marido y mujer, lo que Dios unió, no lo separe el hombre. Coloquen sus anillos. 

Me puse frente a el, Levi tomó mi mano y le dio un leve apretón, no había una sola expresión en su rostro, nada de ello, luego coloco el anillo en mi dedo, yo hice lo mismo. 

Ahora era oficial, era su esposa. 

Estaba casada oficialmente con Levi Newt. 

Escuche los aplausos de los presentes, al igual que los murmullos, ninguna de esas personas dejaba de hablar o de mirarme. Comencé a sentirme un poco mareada, sentía que el vestido estaba apretándome el torso y que no podía respirar. 

Joder. 

El y yo caminamos hacia las puertas de la capilla, era momento de salir para saludar a la prensa, al público, para que sigan humillándome aún más. 

Tanto Levi como yo, sonreímos, una sonrisa que no llegaba a nuestros ojos, porque obviamente, no nos queríamos, al menos yo si a el. 

—No habrá recepción —lo mire—, no pienso festejar esta estupidez —dijo con sorna—, nos iremos al palacio, los demás se pueden ir a la m****a.

—Levi por favor... No es necesario que me trates asi. 

No respondio, comenzó a caminar hacia el auto, el abrió la puerta para que yo entrara al mismo. Asi que no tuve más remedio que hacerlo, al menos me ayudo con el pesado vestido. Subió al auto y pidió que nos llevaran a la casa, supongo que las demás personas se irán después de semejante espectáculo. 

Miraba el ramo en mi mano, ni siquiera pude lanzarlo, ni siquiera tengo amigas para hacer algo como esto. 

Levi iba metido en sus pensamientos, yo solo segui mirandolo, a cada segundo me repetía dentro de mi mente, que debía sacarme este sentimiento de mi cabeza, me lo tenia que repetir a cada momento, el no me ama, el no me ama, el no me ama. 

Así, el va saliendo poco a poco de mi mente, se que será imposible, porque lo tengo clavado en mi mente, en mi corazón y en mi piel. 

-Flashback- 

—Anna, ve a llevarle esto al príncipe.

Gloria me dio un vaso con limonada en la bandeja, el príncipe Levi estaba en el jardín de la casa recibiendo sus clases de pintura, estaba junto con su madre, cuando salí al jardín, me tropecé haciendo que la bandeja se cayera de mis manos y el vaso se rompiera. 

—Dios que inútil eres —escuche a la Reina.

—Déjala madre, fue un accidente, ¿Estás bien?

Alce la vista, el estaba agachado a mi altura, aquellos ojos azules me sorprendían cada vez que lo miraba. 

—Estoy bien su majestad. 

—Levi, Anna, sabes que puedes llamarme Levi —me susurró.

Lo sabia, pero no quería meterme en problemas por llamarlo por su nombre, a su madre no le gustaba que yo hiciera eso, ella me pidió que no le hablara porque no estábamos al mismo nivel. 

—Déjala que recoja eso Levi, estas en tus clases. 

El asintió y me miro con pena. Yo solo le sonreí un poco para que no se preocupara. 

-Fin del Flashback-

Éramos amigos cuando éramos niños y unos jóvenes, yo solía acompañarlo en sus noches de soledad, cuando se escapaba para jugar conmigo o dar un paseo por los jardines, nos habíamos convertido en los mejores amigos, pero todo cambió. 

Su madre comenzó a ponerlo en mas actividades según para su preparación como Rey, luego el se olvidó de mi por completo, yo, desde entonces, he estado enamorada de el. Luego presentó a Cassandra a todos, ese día me di cuenta de que yo era la única que sentía cosas por el, que solo me vio como una amiga, solo eso. 

Luego cuando ella se fue de este mundo, me entristecí, porque ella era una buena mujer, me trataba con respeto, de hecho a todos los trataba así. También me sentí mal por el, porque se había quedado solo, la mujer que ama y sus hijos, se habían ido de una manera muy desafortunada, entonces el cambio por completo, se volvió un hombre lleno de rencor hacia la vida, hacia todas las personas que lo rodeaban. 

Esto comenzó porque yo lo escuche llorar una noche en su despacho, me atreví a consolarlo, luego comenzó a besarme y yo, me deje llevar por lo que sentía, porque a pesar de verlo con Cassandra, seguía amándolo, así como lo hago ahora, solo que, guarde ese sentimiento para mi. 

Luego de aquel momento, no pude resistirme a sus besos, a sus toques, a sus enormes manos tocarme, a su aliento, a su perfume, el, fue mi primer hombre y ahora me arrepiento de haberme entregado a el, de haberme dejado llevar por mis sentimientos, no debí dejarme llevar por ello. 

Me odio a mi misma por ser así. 

Tan ingenua. 

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