Anna:
Limpiaba el resto de lágrimas de mi cara, aún mis manos temblaban por lo que había pasado.
Iba a casarme con Levi.
Aun no podía creerlo, no podía creer que yo iba a hacer esto, casarme con un hombre que no me ama.
Yo no quería que esto fuese así, yo amo a Levi y jamás haría algo para perjudicarlo, jamás lo lastimaria. Pero todo esto se salió de control por completo. ¿Cómo supieron? Es obvio que alguien de aquí, del palacio, estuvo siguiéndolo a él o quizá a mi, quien sabe.
Pero a fin de cuentas, nos terminamos expuestos de la peor manera, ahora el consejo le exigió casarse conmigo, yo no quiero, no quiero hacerlo pero el es el Rey de esta nación, tengo que obedecer por mas que no quiera hacerlo.
Cada una de estas personas a las cuales respetaba y admiraba, me miraban con mucho odio y repudio. Cómo si yo, estuviese siendo una intrusa en esto, ahora se que tengo que prepararme para lo que se me vendrá encima.
He pasado a ser una simple sirvienta, a ser la esposa del Rey.
Esto esta mal, muy mal.
Lo peor de todo esto es que no tengo a mi lado a una persona a quien contarle como me siento, quiero correr, quiero huir lejos de aquí, pero lamentablemente no tengo a donde ir.
Ahora estaba en una de las habitaciones que solía limpiar, sentada en uno de los sofás esperando que alguien llegara a decirme que esto era falso, que podía irme a hacer los quehaceres del palacio y que al final, todo había sido mentira.
A la habitación entro una mujer, me puse de pie al verla, yo la conozco, ella es Julia Braun, es amiga de Levi, además de ser hija del Duque de Austria.
—Señorita Braun.
—Hola, debes ser Anna ¿No? —le asentí—, un gusto.
—El gusto es mío —estreche su mano.
—Ya Levi me contó lo que pasó, ¿De verdad no fuiste tu quien divulgó todo eso?
—No señorita —dije—, le juro que no lo hice.
—Entonces si es cierto que son amantes.
Le asentí. Ya no tenía caso seguir ocultando esto.
—No lo hubiese imaginado —la miré—, Levi no ha hablado de ti, ¿Desde cuándo?
—Desde hace más de seis meses —susurré—, desde entonces llevo siendo su amante.
—Dios, ¿Desde cuándo trabajas aquí?
—Desde que tengo memoria —contesté—. Levi y yo nos conocemos desde niños.
—Quiero pensar o creer que te metiste con el a propósito —ella se acercó a mi—, Pero se nota a leguas que eres demasiado inocente e ingenua. También se nota que estás enamorada de el, ¿Me equivoco?
—No señorita —negue—, no se equivoca, si estoy enamorada de el, pero no me metí con el a propósito, lo que pasó entre nosotros solo fue un error, es mi culpa.
Se que ahora el me odia, si antes no me quiso, ahora se que menos lo hará porque cree que yo hice esto a propósito.
—No te culpes, al menos tu sola no, porque el también tiene algo de culpa en esto. Ya no se puede hacer nada más, si no aceptar que ahora serás su esposa.
No me gusta oara nada como suena esa palabra. No quiero hacer esto.
—Y un consejo Anna, se fuerte, porque lo que se te vendrá encima va a ser demasiado duro para ti.
Eso me quedaba mucho más que claro, sabía que al ser su esposa, estaba expuesta a personas que me odien, que me repudien y que crean que me metí con el porque deseo una posición, jamás quise esto, yo lo único que quería era un poco de afecto de su parte, puede que suene horrible, pero lo único que quería era eso.
No aspiraba a nada porque sabía mi lugar, desde que soy una niña lo he sabido, he sabido que pertenezco a la servidumbre, eso de estar soñando con ser uba princesa algún día y ser tratada como una, eso se esfumó.
—Yo me encargaré de prepararte para la boda, luego de eso, te enseñaré etiqueta, como vestirte y como debes comportarte, es lo que debes hacer ya que seras Reina Consorte.
Solo le asentí.
Tendré que comenzar a mentalizarme de que esto no será un camino sencillo. Que todo el mundo va a odiarme porque pensaran que yo, quiero reemplazar a Cassandra.
Jamás fue así.
(...)
Más tarde:
Estaba recogiendo las pocas cosas que tenía en mi habitación para al fin instalarme en la que ahora será la mía.
Era obvio que no iba a compartir habitación con Levi, de hecho no espero nada de su parte, lo único que espero de el es rechazo. Ya bastante claro me lo dejo cuando hablamos.
—Anna, oh no, disculpe, su majestad —Molly soltó con sarcasmo.
—Chicas por favor...
—¿Quién lo diría? Que la sirvienta personal de su majestad, terminaría siendo la golfa que se logró meter en su cama hasta conseguir lo que quería.
—Eso no fue así.
—¿Ah no? Entonces, ¿Cómo fue? —Carla alzó una ceja.
—No tengo porque darle explicaciones a ustedes, de igual manera si se los digo, creerán todo lo contrario.
—Disfrutalo Anna, recuerda que serás conocida como la Amante del Rey, no como su esposa legítima.
Ambas salieron de mi habitación, yo me senté en mi cama a llorar de nuevo, estoy pensando en que me meti en un enorme lío del cual no se como salir.
Julia tiene razón, se vendrán cosas fuertes para mi, no creo que podré soportar todo lo que está por venirse, Levi y todo el mundo está comenzando a odiarme y echarme la culpa de que yo, soy la culpable de todo esto, cuando ni siquiera yo le pedi a el que me expusiera.
Lo único que quería era algo de afecto.
Solo eso.
No es un crimen amar a alguien, desear a alguien, pero por lo visto todos van a juzgarme como si yo fuese la culpable de todo esto cuando no lo soy, mi único error fue haberme enamorado de un hombre que no siente absolutamente nada por mi, solo soy para el un par de piernas en donde meterse.
Nada más.
(...)
Al día siguiente:
Llevaba horas caminando en círculo en la habitación, con un libro en mi cabeza y un par de tacones que me incomodaban, quería quejarme pero sabía que no serviría de nada.
Estaba recibiendo clases, es increíble que la realeza deba caminar de una manera distinta a como lo hacen los demás. Estaba agotada, no he comido en horas y eso me esta generando dolor de cabeza.
La señorita Julia me daba clases, como debo sentarme, como debo saludar, como debo comer entre otras cosas. Aquello me parecia de lo mas exagerado, pero debia hacerlo porque me casaria con Levi.
Iba a casarme, eso ya era un hecho.
La señorita Julia me dijo que me casaré en dos días. Vinieron a tomarme las medidas para el vestido entre otras cosas.
No pense que mi boda seria asi. Siempre soñe con casarme de blanco, con un lindo vestido, mientras caminaba hacia el altar, casarme con el hombre que amaba, enamorada de el y el de mi, pero ahora es todo lo contrario, iba a casarme con un hombre que ya no me mira, si antes no lo hacia, ahora mucho menos.
No hemos cruzado palabra alguna desde que me dijo que me casaría con el. No ha venido a preguntarme si estoy bien o si esto era una buena idea, todo lo contrario, el me ignoró por completo.
Yo estaba deseando con todo mi ser que el llegara a decirme que no se casaria conmigo, que me despedia y que me mandara lejos, eso era lo que esperaba, pero no, no llegaba aquella noticia, asi que no me queda de otra que poner los pies sobre la tierra y aceptar que debo casarme con el.
Los chicos, ellos me servían ahora, cuando me miraban lo hacían con odio, me daba miedo comer o beber algo, vivía con el miedo de que lo escupieran o le echaran algo que pudiera hacerme daño, ya no se que mas hacer para hacerles entender que no es mi culpa que esto haya sido así.
Yo no pedí esto.
—Bien Anna, terminamos por ahora —suspire y me quite el libro de la cabeza.
—Gracias por la paciencia señorita.
—No te preocupes, aprendes rápido —ella me sonrió.
Hasta ahora ella ha sido la única persona amable conmigo.
—Disculpa que te lo pregunte pero, ¿sabes leer y escribir?
—Si señorita, mi mamá me enseñó.
—¿Hablas algún idioma?
—Francés, mi mamá era francesa.
—Eso es perfecto —sonrió—, bien, has aprendido lo básico, más adelante te enseñare mas cosas —le asentí—, por ahora, descansa, que en dos días te casas.
—Claro —murmuré.
—Recuerda lo que te dije, debes ser fuerte, la fortaleza puede contra todo —ella tomó mi mano—, eres muy dulce, no mereces todo esto que te esta pasando.
—Algún día pasaría —me encogí de hombros—, solo que no pensé que fuese así señorita...
—Lo se, hablaré con Levi para que...
—No por favor, no haga eso, no quiero meter a nadie más en problemas, yo puedo soportar todo esto —sonreí—, así que no se preocupe por mi.
No quería que nadie se metiera en esto, yo misma me meti aqui, yo misma tengo que soportarlo.
(...)
Ordenaba mi ropa en el closet, la poca que tenía y el resto que trajeron para mi, para ser honesta no me gustaba para nada todo lo que trajeron, habían vestidos, pantalones, blusas, trajes, todo lo que debía usar.
La señorita Julia me dijo que tipo de ropa debía usar a partir de mañana, me sorprendí que hay vestidos para cada ocasión, eso era fascinante.
Después que me casara con Levi, debía seguir aprendiendo a como ser una reina, la Reina consorte. Ya después aprendería como debía comportarme y mantenerme callada.
Me di un baño rápido y peine mi cabello, la señorita Julia me dijo cómo debía lavarlo correctamente, como debía peinarme y mantenerlo lindo.
Me coloque la bata de seda color blanca, me mire al espejo y no pude reconocerme del todo, jamás en mi vida me permitiría usar algo como esto, mi sueldo era bueno, pero estas prendas son realmente costosas.
Salí del baño y di un respingo al ver a Levi sentado en el sofá que esta junto a la ventana, la luz de la luna iluminaba la gran parte de su rostro. El se puso de pie y camino hacia mi, en su mano traia un vaso con lo que se puede ver que es alcohol.
El le dio un trago a su vaso e hizo una pequeña mueca.
—En dos días serás mi esposa —lo dijo con odio.
—Levi..
—Calla —dejó el vaso a un lado—, no quiero que hables ahora... —miro mis pechos—... No sabes lo mucho que te odio Anna, te odio porque voy a estar atado a ti..
—Basta —susurré.
—No —me tomó del mentón con fuerza—, no puedo parar, porque me causa rabia tener que unirme a ti, no te amo..
—Basta —me solte de el—, se que no me amas eso me queda muy claro Levi, pero no tienes ningún derecho de tratarme así —dije, estaba por llorar—, no se como hacerte entender que no es mi culpa que esto haya pasado..
—Tu fuiste...
—¡No fui yo! —alcé la voz— Ya no se como hacerte entender que no fui yo, yo no quería esto ¡No lo quería!
—¡Yo tampoco lo quería, pero tengo que hacerlo!
—¡Yo también tengo que hacerlo porque me estas obligando! —le grité— Yo no quiero casarme contigo, no puedo casarme porque tu no me amas...
—No, yo amo a Cassandra.
—Lo sé —cerré mis ojos, sentí las lágrimas caer por mis mejillas—, lo se, me lo has dejado muy claro cada vez que te metías entre mis piernas.
—Ten por seguro que no lo hare mas —negó—, no voy a tocarte al menos que sea en público, pero dentro de este palacio, no recibirás nada más que mi odio, porque eso es lo que siento por ti, odio... —me volvió a tomar del mentón.
Me soltó de manera brusca para después salir de la habitación. Yo me encerré en el baño a llorar, siento que no voy a soportar todo esto.
Sera muy dificil para mi.