Anna:
Estaba jadeando sobre su boca, el me sostenía las muñecas ya que mis manos el las dejó ahí, en mi espalda. Mis caderas se movieron de adelante hacia atrás, estaba ganándome sus gemidos, cosa que a mi me encantaba.
Mi cabeza se fue hacia atrás pero el, hizo que lo mirara de nuevo.
—No dejes de mirarme mientras me hundo en ti —murmuró.
—Si, su majestad —susurre.
Me soltó las muñecas por un momento, quería tocarlo pero el me lo impidió por completo. Me tomo las mejillas y negó, dándome a entender que no lo hiciera, sabía que había cometido un error, no le gusta que lo toque.
Se puso de pie aun metido en mi interior. Me acostó de manera brusca en la cama, tomo mis manos y las puso por encima de mi cabeza.
—Te he dicho que no me gusta que me toques —comenzó a embestirme con fuerza—, sabes que lo odio.
—L-Lo siento —dije en un hilo de voz—, lo siento, su majestad.
Sus embestidas comenzaron a ser rudas, mi espalda se arquea por la sensación que el me estaba dando. La rapidez de sus embestidas se hicieron presente, el me soltó las manos y yo me aferre a las sabanas con fuerza, sus enormes manos se posaron en mi cintura y las apretó con fuerza, yo me mordí el labio para que nadie pudiera escucharme.
Dio un par de estocadas más, para después correrse, yo lo hice junto con el.
Jadeante y sudoroso, me miró por un momento, luego volvíamos a lo mismo de siempre. El salio de mi y comenzó a vestirse, no podía hacer preguntas, no podía pedirle que se quedara conmigo, porque se que me dirá que no.
Tomo aquel condón y lo desecho a la basura, luego camino hacia la puerta para abrirla y salir. Yo me acomode en la cama y me cubrí con las sabanas, de nuevo llegaba esa horrible sensación de tristeza, no pude evitarlo, me enamore de el.
No entendía porque me había enamorado si el jamás me ha tratado bien, desde hace meses he sido su amante, no recibo nada a cambio, yo tampoco se lo pido, es algo que me tiene cansada, pero no quiero irme, no quiero dejarlo aquí solo, ya ha perdido suficiente.
Las sábanas de mi cama conservaban su olor, esto era lo único que me pertenecía, el olor de su piel en mis sábanas.
(...)
Al día siguiente:
—Rapido Anna, hay que servir el desayuno.
Le asentí a Gloria, la ayude a cortar la fruta y ella servia el cafe. Ya todo listo puse todo en el carrito y lo lleve al comedor, cuando estuve ahí, el estaba sentado mirando el periódico como todos los días.
No me miraba, ya que para el, no existía, solo en la cama.
—Su desayuno, su majestad —dije.
Coloque todo en orden tal y como debía hacerlo cada dia. El comenzó a comer y debía quedarme aquí, por si el pedía algo, casi nunca lo hace, pero es mi deber hacerlo, soy su mucama personal.
Y su amante.
—Su majestad —Frederick entró al comedor—, buen dia, hoy tiene un par de reuniones, el auto esta listo.
El no dijo nada, solo dejo el periódico en la mesa y se puso de pie para salir adelante de Frederick, el me dio un saludo con la mano que correspondi. Luego de eso, me dispuse a recoger todo lo que había dejado en la mesa.
El siempre pedía fresas picadas, pero jamás se las comía. Lo bueno es que jamás se desechan, Gloria prepara un batido de fresas que queda delicioso.
Camine con el carrito de regreso a la cocina, Gloria vio que casi no comió.
—Ese hombre quiere matarse.
—Al menos tomo café ¿no? —ella asintió.
—Recoge eso por favor, luego ve a su habitación y ordena su cama.
—Claro.
Deje todo en el fregadero para que fuese lavado, yo me dispuse a subir a la habitación de el, la verdad no había nada que arreglar, el no duerme en esa cama desde hace un tiempo.
Su majestad es un hombre de armas tomar, si tocan algo, se da cuenta. Desde que murió su prometida junto a sus hijos, ha sido así.
Conozco a Levi desde que era una pequeña niña, el solía saludarme de vez en cuando iba a comer o a jugar en el patio, pero su madre no le permitió mezclarse con la servidumbre. Llevo años enamorada de el, desde que tengo dieciocho años, estoy enamorada de el.
Fui y soy consciente de que no tengo esperanzas con el, puesto que soy una sirvienta, además de que el, amaba a otra mujer.
Cassandra.
Una hermosa mujer, de un corazón noble y lleno de vida. Ellos iban a casarse, pero el embarazo de ella fue complicado hasta el último momento, ella junto a sus gemelos fallecieron en el parto, eso destrozó a Levi por completo.
El palacio cambio, todo cambio.
Las puertas se mantienen cerradas al igual que las ventanas, el jardín en donde ella solía estar, esta muerto, no hay fotos de ella por ningún lado, ya que su recuerdo sigue atormentándolo. Desde que ella falleció, todo ha sido distinto para el palacio y para todos aquí.
Incluso para el.
Levi cambio tanto que ahora es una persona distinta, se volvió un hombre completamente frío, distante con todos, no duerme bien, no come bien, no está bien. Se cortó su larga cabellera que lo hacia lucir como un Rey distinto.
Ya no queda nada de el.
Entre a la habitación con todos los implementos que iba a necesitar para limpiarla, la cama estaba intacta, aun asi, debia desvestirla y colocarle sabanas nuevas, todo esto dictado por el. Debía ser delicada con todo en esta habitación, la chica que la limpiaba antes que yo, había roto un cuadro pequeño, aquello había sido un accidente y el terminó despidiendola.
Es triste ver como un hombre bueno, se volvió un monstruo sin sentimientos.
Es una pena que todo haya terminado así.
(...)
Más tarde:
La jornada de trabajo había terminado, yo estaba en mi habitación dándome un baño ya que hoy estaba agotada. Cuando termine de bañarme salí de la habitación, di un respingo al verlo sentado en mi cama.
—Me asusto —susurre.
—Ven aquí —ordenó.
Camine hacia el lentamente, el me tomo de la cintura para acercarme a el de manera brusca, sus ojos miraron los míos, por Dios, ese azul era precioso.
Quisiera resistirme, pero yo accedí a esto, no puedo alejarme de el, simplemente no puedo hacerlo, estoy locamente enamorada de el.
—¿Como está? —me atreví a preguntar— ¿Cenó?
—Eso no importa ahora —dijo en tono brusco—, mantente callada.
Le asenti.
Cerré mis ojos cuando el quitó la toalla de mi cuerpo, lo sentí levantarse, cuando abrí mis ojos el me acostó sobre la cama, yo estaba jadeando al verlo desnudarse ante mi, no habían palabras antes de esto, no había nada.
Al estar semi desnudo, me abrió las piernas y se puso de rodillas, tape mi boca cuando paso su lengua por toda mi intimidad, podía escuchar claramente como el succionaba mi intimidad, de como sus manos apretaban con fuerza mis piernas, quería tocarle el cabello pero sabía que no podía hacerlo.
El se aparto de mi intimidad para ponerse de pie, se relamió un poco los labios y me tomo de la cintura para girarme y ponerme boca abajo. Yo misma me puse como a el le gusta, lo escuche jadear y gruñir al mismo tiempo.
Metí mi cara en las sabanas cuando el se metio en mi, comenzo a penetrarme con tanta fuerza que me gustaba y me dolia a la vez, mi pecho se oprimió porque esto no era especial, no lo era, quería que fuese gentil conmigo pero no lo era, el solo queria sexo, yo quería algo más.
Pero sabía perfectamente que no me lo daría.
Jadeé de nuevo, el se subio encima de mi y puso la mano en mi cuello, me estremecía mucho escucharlo gruñir en mi oído, podía también oler un poco de alcohol salir de su boca.
—Levi —susurre.
—Calla, no me llames por mi nombre —masculló.
El agarre en mi cuello se hizo intenso al igual que sus estocadas, joder, voy a correrme. No lo pude soportar, comencé a gemir, no pude evitarlo.
—Oh, Oh..
—Oh Cass.. —se detuvo.
Mi orgasmo salió, pero el no se detenía, seguía embistiéndome, lo hizo hasta que se corrió, se quedó un momento dentro de mi para después apartarse.
Como pude me senté en la cama, cubrí mi cuerpo en con las sabanas. Yo quería llorar, estaba a punto de llamarme como a ella. El me miró, luego desvió la mirada.
—Yo.. Lo siento Anna, no..
—Ibas a llamarme como a ella —susurré, pero se que me escucho.
—No fue mi intención, ¿bien? No es mi intención...
—Venir hasta acá para solo acostarte conmigo —dije, estaba comenzando a molestarme.
—No puedo darte más Anna y lo sabes... Quedamos...
—En ser solo amantes, se muy bien que yo misma lo acepte, pero al menos merezco que me trates bien Levi —dije con rabia—, no me miras cuando estoy a tu lado, merezco aunque sea un saludo de tu parte ¿no? Al menos tratame como una persona, no como a un objeto que puedas usar y luego desechar.
Como pude me levante de la cama y me encerré en mi baño. Me senté en el inodoro a llorar, esta era una de las cosas que tanto me temía, llegar a esto. El no siente nada por mi, no lo siente, no se que hago llorando por alguien que no siente nada por mi.
¿Cómo es que llegue a esto?
No debí entrar ese dia a aquella habitación, si tan solo me hubiese quedado afuera, nada de esto estaría pasando, yo me estaría ahorrando tantas humillaciones.
Pero es mi culpa, todo esto es mi culpa por tener un corazón débil, por estar enamorada de un hombre que no me quiere ni siquiera un poco. Esto se tiene que terminar ahora.
(...)
La mañana había llegado, yo no había podido dormir bien. Así que no tuve más remedio que salir de mi habitación para ir a hacer mis quehaceres.
Levi se fue anoche sin decirme nada, era lo mejor porque no quería verlo.
Había tomado una decisión, una que me doleria en el alma, pero era algo que debía hacer, decidí parar con todo esto. Ya no quiero seguir siendo su amante, esto me está llevando a la locura y no se si pueda seguir soportándolo.
Ya no puedo seguir con esto.
Me duele en el alma porque estoy enamorada de el, pero honestamente tengo que darme el valor que merezco, llevamos meses en esto, yo estaba agotada, porque yo soy la que se está haciendo daño con todo esto. Con todo el dolor de mi alma, voy a tener que dejarlo ir, ya no puedo seguir con el.
Iba a decírselo en el desayuno.
Al llegar a la cocina, todas ellas me miraron, mi ceño se frunce por que no entendia porque me estaban mirando de esa manera.
Iba a hacer una pregunta pero Frederick entro a la cocina.
—Anna, ven conmigo.
Le asenti. Comencé a seguirlo hacia el despacho de Levi, di un respingo cuando escuche como todo dentro de ese lugar estaba siendo tirado, los gritos de rabia de Levi se escucharon por todo el pasillo. Frederick abrió la puerta, jadeé al ver todo el sitio desordenado, en el medio de este, estaba Levi, al verme se acerco a mi de manera peligrosa, Frederick se tuvo que poner el medio de ambos para que el no llegara a mi.
—Fuiste tu, ¿verdad?
—¿D-De qué habla su..?
—¡Tu le dijiste a los medios que somos amantes! —alzó la voz.
Retrocedí un par de pasos cuando lo escuché.
—No, le juro que yo no lo hice —negué—, recién estoy saliendo de mi habitación su majes..
—¡Calla! ¡Callate! —alzó la voz.
—Basta Levi, la asustas.
El se fue a recargar en la mesa, no estaba entendiendo nada ¿De que está hablando el?
—El maldito consejo quiere que me case —murmuró—, quiere que me case contigo —me miró—, porque se han enterado que somos amantes.