NAIN
El comedor principal no solía usarse. Pero esta noche, lo necesitaba. Había una estrategia detrás de cada detalle: la iluminación baja, la mesa larga marcando distancia, la vajilla sobria, pero elegante.
No era una bienvenida, era una demostración.
Cuando entre, Iorek ya estaba sentado, vestía de forma sencilla, sin lujos ni símbolos. Solo cuero oscuro.
No hice reverencia. Solo incline la cabeza con respeto.
—Alfa Iorek.
—Alfa Nain —responde, firme.
Me senté frente a él. Un par de metros, una mesa, y muchas interrogantes entre nosotros.
Los primeros minutos pasaron entre bocados y vino. Él comía con tranquilidad. Observaba. Calculaba. No parecía inquieto ni presionado.
—Gracias por la cena —rompió el silencio al fin.
—No hay de que —respondí, seca.
Asintió, sin ofenderse.
—No me interesa imponer. Vine a proponer.
Lo miré, midiendo cada palabra.
—Dijiste que buscabas una alianza real. ¿Qué significa eso para ti?
—Significa unir fuerzas con igualdad. Sin exigencias, sin promesas va