Nain.

—Que no, no me voy a casar con un lobo y menos un Alpha, y menos si no es mi mate.

—Eso solo será hasta que todo esto pase.

—¿Qué clase de Alpha seré si delegó mis obligaciones a otro Alpha? Te has puesto a pensar en ello, como ves no soy muy bien vista por llevar el cargo de una manada tan grande y fuerte, ahora con un matrimonio arreglado como me verán —refuto.

—Y eso que, ya has demostrado que eres una excelente líder.

—Sí, y si me caso por los ataques no quedaré bien parada, así que no gracias si quieres casar a alguien cásate tú —Me retiro del comedor y me encierro en el despacho.

Tal vez si uno fuerzas con algún Alpha pueda dar con este individuo, esa es una mejor solución que contraer matrimonio.

Dos días después las alarmas sonaron, otro ataque se estaba dando, esta vez los cazadores, vampiros y lobos venían armados hasta los dientes, varias cabañas fueron incendiadas mientras le hacíamos frente al ataque.

—Alpha Naín cuidado—. Edril me empujó, solo escuché el ensordecedor sonido del disparo.

—Edril maldición por qué te metiste.

—Jure que la iba a proteger con mi vida —Empecé a ver todo rojo como la sangre que brotaba de su costado.

Dejé salir mi parte Alpha y empecé atacar a diestra y siniestra, esta vez eran muchos más atacantes cada vez más eran más.

Sin mediar palabra con nadie decapite vampiros, cazadores y licántropo, no tuve compasión con nadie, así como ellos tampoco lo estuvieron con mi manada.

Terminé bañada en sangre, una parte mía y otra parte de ellos, los que quedaron con vida se retiraron.

—¿Cómo está mi beta? —Pregunté al entrar a la casa.

—Perdió mucha sangre, ya extraje la bala, todo depende de él ahora, déjame revisarte.

—No, iré a ver las familias afectadas por el incendio.

—Naín...

Deje de escuchar a Yaren, a medida que me acercaba mi corazón se oprimía al ver familias sacando una que otra pertenencia.

—Alpha, cuando terminaran los ataques, quiero vivir en paz —Me agacho a la altura de Nabil ella es una cachorra de ocho años.

—No lo sé, Nabil, estoy haciendo todo lo posible para dar con los responsables.

—Perdone Alpha —dice su madre apenada.

—Descuida—. Y como esa niña habían muchos más niños como ella, me dolía y quería hacer mucho más que contrarrestar los ataques.

Quiero darle seguridad a mi manada, seguridad, pero para siempre más no puedo. Todo esto sobrepasa mis límites es como si estuvieran ensañado, pero solo conmigo.

En la noche salgo a recorrer toda mi manada, me siento impotente siento que he fracasado como líder, como Alpha, tal vez la solución sea unirme con un Alpha cercano.

—Madre mía guíame te lo pido, la carga se hace más pesada cada día y sola siento que no puedo, siento que nado contra la corriente ayúdame fortalecerme, madre mía—. Llevar el papel de Alpha no es fácil y más si sientes que solo unos cuantos te apoyan.

He tratado de ser la mejor Alpha y darle lo mejor a mi manada, pero con unos cinco peleando hombro a hombro conmigo no se puede, así no.

Me siento al borde del risco y lloró desconsolada.

—No puedo sin ti padre —Digo gimiendo.

Unos brazos rodean mi hombro.

—No está sola Alpha, me tiene a mí —Giro mi cabeza hacia la voz.

—Y a nosotros Alpha —Sonrió al ver como cincuenta guerreros mi Beta y Delta a mi lado.

—Gracias.

—Usted dirá que procede Alpha, no la dejaremos sola, no somos muchos, pero prometemos entrenar día y noche para estar a la altura —asiento.

—Desde mañana entrenaremos en las noches, no nos volverán a tomar desprevenidos, seremos la manada más fuerte de todas, no importa si solo somos nosotros —dice mi Delta.

—Así es Alpha lucharemos hombro a hombro junto a usted —dicen los guerreros a coro.

—Regresemos a casa, el día de mañana será largo, tenemos mucho que reconstruir —Regresamos y cada quien se va a su cabaña excepto mi Beta y Delta.

Al día siguiente.

—Naín, por favor ya no piense más la propuesta que te hice.

—Estoy ocupada tío, cómo para andar buscando un esposo.

—Eso déjamelo a mí —Él sale como si le hubiera dado mi aprobación, pero en este momento no estoy para esas tonterías...