Killian
Los días se mezclan entre polvo y ladrillos, entre la esperanza que crece en cada rincón de esta casa y los recuerdos que aún la atan al pasado. Ariana y yo hemos comenzado a reconstruirla, no solo porque lo necesitemos, sino porque necesitamos redimirnos. Necesito hacerlo, por ella, por nuestro futuro, por la vida que quiero crear con ella a mi lado. La casa que hemos heredado, derruida y desmoronada, se ha convertido en un símbolo de lo que aún podemos salvar, lo que podemos empezar de nuevo.
Y de alguna manera, en medio de la reforma de paredes y techos, también estamos reconstruyendo nuestra relación. Nos hemos encontrado de nuevo, entre las ruinas, más rotos que antes, pero también más fuertes. O al menos eso quiero creer.
Ariana está nerviosa. Es evidente. A veces la veo, parada en el umbral de la casa, mirando el vacío de lo que alguna vez fue, como si el miedo le arrebatara las palabras. Pero sé lo que hay en su mirada, esa mezcla entre ansiedad y esperanza. Yo también