Killian
Es curioso cómo la vida cambia sin que te des cuenta, cómo pasas de estar atrapado en una carrera frenética por sobrevivir a simplemente estar, a respirar. A veces, cuando miro a Ariana y a nuestro hijo, me pregunto cómo llegamos hasta aquí, a este punto en que la paz se ha instalado por fin en nuestras vidas, reemplazando la tormenta constante que nos perseguía.
Hace un par de años, no habría creído que esto fuera posible. No con mi pasado. No con mis errores. Pero aquí estamos, juntos, más fuertes que nunca.
Ariana está a mi lado, como siempre. Aunque, por primera vez, no solo la siento como mi compañera, sino como mi igual. Mi ancla y mi viento. Mi todo. Y hoy, mientras la veo cargar a nuestro hijo en brazos, no puedo evitar sonreír como un idiota.
Todo lo que quiero, todo lo que necesito, está aquí. Mi familia. Mi legado.
—¿Te has dado cuenta de lo que hemos logrado? —me dice ella, acercándose con pasos suaves, los ojos brillando con una mezcla de amor y orgullo.
Sonrío, a