Aleyda quiso escapar. Creyó que la estaba culpando al comprometerme con algo que yo no quería: hacerme responsable de ella.
Salí y la detuve. Estaba a punto de parar un taxi, no sé para dónde pretendía dirigirse porque ya había dicho que no había nadie más aparte de su tía.
—Aleyda, espera, por favor.
—¿Qué quieres? Ya te agradecí por lo que hiciste.
—No puedes andar con ese vestido en la calle. Pensarán que te has escapado de un manicomio—. dije en modo de broma pero a ella no le cayó en gracia y se sintió ofendida.
—Discúlpame, no fue mi intención—. Expresé, reconociendo que mi comentario estaba fuera de lugar.
La llevé a mi apartamento. No quiso comunicarse con su tía porque no estaba segura de que supiera que estaba conmigo, creo que tiene miedo de que la señora me haya mentido al decir estaba a favor de ella.
A todo eso yo estaba muy preocupado no sabía cómo le daría la noticia a mis padres y por otro lado, ¿cómo putas la mantendría si yo no trabajo?
Pensando en eso estaba cuando