Esa noche Javier se sintió muy mal. Comenzaba a sospechar que Valentina tenía un amante y quería cobrar lo que él le hizo en el pasado cuando llevó a Mariela a la casa matrimonial.
No se atrevía a cuestionar nada. Tenía miedo de que ella le recordara quien en realidad fue en el pasado y con justa razón había derecho para un tercero en la relación.
Por la noche se levantó a observar aquel reloj de oro que la misma Valentina había tirado al basurero aduciendo que desconocía a la persona que se lo obsequió.
Deseaba tenerlo frente a él para preguntarle cómo y cuándo había conocido a la chica. Que si ella le había mencionado que estaba casada o simplemente había fingido ser soltera y disponible para una nueva relación. Son tantas las cosas que pasan por su cabeza.
Volvió a la cama donde Valentina lo abrazó al sentirlo. Pero él no se sentía cómodo, así que no le pudo corresponder el abrazo.
La distancia entre ellos en los próximos días fue evidente. Ahora Javier comenzaba a sospechar que ni