Capítulo 157. Cicatrices de fuego.
Dominic
La puerta se cerró. Su figura se desvaneció en los brazos de su hermano como un espejismo que no supe retener. Y en el instante en que Trina cruzó el umbral, supe que no la volvería a ver. Que esa era su manera de morir en mi vida.
Me quedé allí, congelado. El aire me quemaba los pulmones. Todo mi cuerpo gritaba que corriera tras ella. Que me arrodillara, que la detuviera, que la besara, que le rogara para que se quedara… pero no lo hice.
Y entonces… el mundo se partió.
No dije una palabra. No grité. No rompí nada. Solo caminé. Como un cadáver con el alma en carne viva. Llegué al gimnasio, cerré la puerta con un portazo que hizo vibrar las paredes, y me quedé solo. Solo con mi rabia. Con mi dolor. Con mi fracaso.
Me quité la camisa con movimientos violentos, la arrojé al suelo y me paré frente al saco de boxeo. Lo miré como si fuera mi enemigo. Como si ese saco pudiera sangrar por todo lo que yo no podía gritar.
—¿Por qué me dejaste…? —murmuré.
Y el primer golpe estalló.
—¡¿P