Capítulo 143. Hazme el amor.
Dominic
Después de que la ayudé a bañarla, fui a buscarle comida y, unos minutos después, entré a la habitación con la bandeja en las manos. Una sopa humeante, pan recién tostado, agua fresca.
Nada digno de ella, pero era lo que el médico le había permitido comer. Quisiera darle un banquete, pero tendría que esperar.
La miré y no pude evitar que un suspiro saliera de mis labios. No me cansaba de observarla, de admirarla, no podía controlar mi deseo por ella.
Esa mujer se había apropiado de mi cabeza, mi cuerpo, mi maldito corazón; nada de eso me pertenecía. Todo era suyo.
Trina estaba recostada, medio incorporada con ayuda de las almohadas, el camisón blanco arrugado en la cintura, y los ojos… joder, sus ojos.
Verdes. Fijos. Cargados de algo distinto.
No era dolor. No era cansancio.
Era deseo.
Un deseo suave, tibio, mezclado con ternura y una especie de necesidad que me desarmó por dentro. Me miró de pies a cabeza y se quedó viendo mi bulto, donde era evidente mi excitación al estar