Capítulo 103. Furia que quema el cielo.
Dominic
El olor a gasolina y metal me llenaba los pulmones mientras me alejaba del lugar donde había dejado a Trina. Aún podía sentir sus marcas en mi piel. Su aliento atrapado en mi garganta. Su nombre rebotó en mi pecho como una bala sin salida.
Me llevé la mano al corazón. No para sentirlo. Si no para entender por qué carajos me dolía dejarla allí.
—¿Qué demonios me pasa?—murmuré.
Pero mientras observaba el horizonte, mi mente volvía a ella. A Trina.
A la forma en que sus ojos fríos como el acero me habían desafiado incluso cuando el hierro presionaba su piel. A cómo su aliento se había entrecortado, no de miedo, sino de rabia contenida.
Llevé la mano al pecho, justo sobre el corazón. La piel aún ardía bajo la tela, como si su marca, ese símbolo intrincado que había tallado sin compasión, estuviera viva, quemándome desde dentro.
Los jeeps avanzaban rápido por la tierra suelta, dejando una estela de polvo y furia. Nos dirigíamos al búnker donde guardábamos las armas. Tenía la