Cap. 150. La vida avanza… aunque duela.
Narrador omnisciente.
—¡Buenos días, mamá! —exclamó Gianna con su vocecita alegre, despertando a Maite con un beso suave en la frente.
Luego, con ternura infantil, dejó otro beso sobre el vientre ligeramente abultado de su madre, donde apenas se notaba el embarazo de tres meses y medio.
—Buenos días, hermanito —murmuró la pequeña, con los ojos llenos de adoración, mientras acariciaba con sus manitas el vientre de Maite.
Maite sonrió, enternecida, y llevó una de sus manos a cubrir las de su hija. Acarició su vientre con delicadeza, sintiendo esa vida latente dentro de ella.
Después de tanto dolor, por fin podía respirar sin que le doliera el alma en cada exhalación.
Los últimos meses habían sido duros, pero gracias a sus hijos y al apoyo incondicional de su familia, cada día dolía un poco menos.
—Mamá, hice muchos dibujos de aviones para mi hermanito —anunció Gael con voz somnolienta mientras se restregaba los ojitos—. Cuando papá vuelva, voy a pedirle que me compre uno grande… para qu