CAPÍTULO 44 – Una conexión que no gusta
Las últimas semanas habían tejido entre Kerana y Tao una rutina que ninguno de los dos se atrevía a nombrar, pero que ambos buscaban de forma casi instintiva. Si no estaban entrenando juntos, se encontraban hablando bajo los árboles, caminando por los senderos que bordeaban la comunidad o escapándose al lago en los atardeceres tibios. La cercanía había ido creciendo sin que ellos lo notaran del todo, como una enredadera silenciosa que trepaba entre sus pensamientos.
Kerana aún no lograba definir lo que sentía. Había una mezcla extraña dentro de ella: seguridad, un calor suave que se encendía cada vez que veía a Tao, y al mismo tiempo un nudo de incertidumbre que la hacía dudar de cada paso. Tao, en cambio, no tenía dudas. La manera en la que la miraba dejaba claro que estaba enamorado, aunque él no lo hubiera dicho abiertamente.
Aquella tarde estaban sentados sobre un tronco caído, justo frente a un campo de hojas secas que el viento acumulaba e