Vlad y su aprendiz se internaron en el bosque maldito de la ciudad, como le habían llamado los antiguos pobladores de Transilvania, las historias de terror sobre el lugar, aterrorizaban a los habitantes,

nadie se atrevía a cruzar el límite, se decía en Brasot, que quien entraba en ese bosque no volvía salir de nuevo, ya muchos valerosos habían intentado ingresar al bosque y nunca habían vuelto atrás del bosque maldito.

Algunos pobladores juraban a viva voz, que había visto personas extrañas, y que tenían dudas de si los mismos eran humanos o no, otros decían haber oído voces horripilantes, pero que no habían visto ni ser, ni cuerpo en el lugar donde se habían oído las voces, pero todo aquello no le importaba Vlad, que montaba en su caballo.

Vlad hizo una seña, a Alexandru, que se moviese en la parte norte del bosque, —busca, cualquier indicio de hombre lobo, o vampiro y de humano si es posible, huellas, o algún rastro, que nos sirva, necesitaremos evidencias para presentarlas al juez