Vladislav Dracul miraba a la bestia de pies a cabeza, tenía una sonrisa dulce en los labios, la bestia se acercó a Vladislav Dracul, —así que eres tú, ¿quién me ha evocado desde mi hogar? Pregunto el demonio que se rio de los con gran hilaridad, —si, respondió Vladislav Dracul, he sido yo quien he evocado, ¿dime cuál es tu nombre? Y ¿cuál es rango de poderío? —yo soy Paimon,
el rey de la legión de los demonios, experto en ciencias, y artes ocultas, y filosofía angélica y del universo, y soy un artista de las tinieblas.
Pero debes saber, continuo, que como he sido evocado en un cuerpo que no es mío, el mismo me es inútil, porque no podre liberar mis dones y poderes a su máxima plenitud, a Crin, le sabían a miel todas aquellas palabras que hablaba el demonio, que hablaba con grande elocuencia,
tanta que el propio Vladislav estaba hechizado al oír la voz dulzuda del demonio, al mismo tiempo agasajable.
—y ¿dime? Simple, mortal, ¿para qué me molestas? Que es lo quieres, dijo Paimon, Vlad