En el fondo del castillo, en las últimas habitaciones del castillo de Elizabeth, estaban diez niñas vírgenes bien encadenadas, desde los pies y las muñecas, algunas niñas apenas podían moverse por el terrible frío proveniente de las paredes del castillo,
en las afueras del mismo la nieve caía en grandes cantidades, la celda estaba bien resguardada por el protector del castillo, el joven Catalin, que era de aspecto extraño en extremo, y de una palidez mortecina.
Catalin descendió por las gradas del castillo, detrás de él, dos damas de confianza de lady Bathory, seguían de cerca los pasos de Catalin, Catalin sostenía en su mano derecha una enorme antorcha de madera, y en la otra sostenía las llaves de la habitación, —así que su señoría, ha elegido, ¿una nueva niña para su baño? Pregunto Catalin, rompiendo el silencio, —sí, contesto secamente una de las sirvientas de lady bathory.
Catalin no dijo nada, al parecer él sabía con toda claridad, que era lo que lady bathory hacía con las niñ