La Tormenta
Isa Belmonte
El sonido del despertador interrumpe el silencio de la mañana, y me estiro en la cama, sintiendo la suavidad de las sábanas contra mi piel. A mi lado, Mario sigue dormido, su rostro sereno en contraste con la tormenta de pensamientos que me invade. Los últimos días han sido un torbellino de emociones y cambios, y aunque estoy feliz por el embarazo, la sombra de Ximena y Aisha aún pesa sobre mí.
Me levanto con cuidado, intentando no despertar a Mario, y me dirijo al baño. Mientras me lavo la cara, miro mi reflejo en el espejo. Mis ojos brillan con una mezcla de determinación y vulnerabilidad. El embarazo me ha hecho más consciente de mi cuerpo, de lo que significa ser madre, pero también me ha hecho más fuerte. No puedo permitir que nadie, especialmente no Ximena, me haga sentir menos.
Decido preparar un desayuno para Mario. Aunque sé que tiene poco tiempo antes de salir para la oficina, quiero hacerle algo especial. Me dirijo a la cocina, donde los empleados y