Capítulo 97 — La cacería.
POV Nicolás
Las coordenadas que dio Elena nos llevaron a una vieja finca en la frontera del condado, una de las propiedades que alguna vez perteneció al Escorpión. Camil no había dormido en toda la noche, yo tampoco. La señal que habíamos rastreado se repetía cada cuatro horas, como un pulso. No era casualidad.
Javier estaba allí. Y si Javier estaba allí, Mila también.
—Las cámaras del perímetro siguen activas —dijo Camil, ajustando su tableta—. Son de modelo antiguo, pero transmiten todavía.
—Entonces no está solo —respondí—. Alguien lo ayuda a mantener el sistema.
—Podría ser uno de los hombres del Escorpión.
—O Elena —dije, más para mí que para ella.
Camil no contestó. Sabía que, desde la muerte de Santiago, todos los hilos estaban sueltos. Isabel jugaba por su cuenta, Martín y Elena buscaban sobrevivir, y Lola… era un veneno dentro de mi casa.
Nos movimos al amanecer con un grupo reducido: cuatro hombres, dos camionetas, sin insignias ni comunicaciones abiertas. La finca estaba a