Capítulo 131.
POV: Mila
La noche estaba envuelta en un silencio roto solo por el susurro del mar, cuando la primera contracción me arrancó del sueño. Fue un dolor profundo, como una ola que se alzaba desde mi centro, y supe de inmediato que Clara y Alejandro estaban listos para llegar. El bungalow, nuestro refugio costero, estaba tranquilo, con Sofía y Mateo durmiendo en su habitación, sus pequeños ronquidos un eco de la paz que habíamos construido. Nicolás, siempre alerta, se despertó al sentir mi respiración agitada. "¿Mila? ¿Es hora?" preguntó, su voz un mezcla de emoción y miedo, sus manos ya buscando las mías en la oscuridad. Asentí, apretando su mano mientras otra contracción me atravesaba, mi cuerpo temblando. "Es hora," susurré, mi voz temblorosa pero firme.
El miedo, ese viejo compañero, regresó como un susurro venenoso. Las drogas de Javier, inyectadas durante el secuestro, habían sido una sombra constante en este embarazo, a pesar de las ecografías que confirmaban la salud de los gemelos