Capítulo 100 .
NARRADOR.
Sara estaba en su sala con una copa de vino en la mano. El televisor mostraba la noticia que llevaba años esperando: Martín, Elena e Isabel habían sido arrestados. Los cargos eran graves: asesinato, tráfico de órganos, secuestro y encubrimiento.
Sonrió sin disimular. Aquella gente le había arruinado la vida. Verlos esposados era su recompensa.
Solo faltaba uno: su padre, el Escorpión.
Apenas dio un trago más, la tranquilidad se rompió.
Un convoy policial frenó frente a la mansión. En segundos, la entrada estaba rodeada. Sirenas, radios, botas contra el mármol. Sara salió a recibirlos, sin sorpresa.
—¿Qué sucede, oficiales?
—Orden de detención contra Martín Rodríguez, alias “El Escorpión”, por homicidio, narcotráfico y asociación criminal. Tenemos información de que se esconde aquí.
Sara respiró despacio.
—Mi padre no está —mintió sin titubear.
El jefe del operativo la miró fijo. No dijo nada, pero sus hombres ya estaban dentro. Sabían del búnker oculto bajo el despacho princ