Mundo ficciónIniciar sesiónLa mañana amaneció con un brillo extraño, casi irreal, como si la ciudad hubiera decidido vestirse de un sol suave para proteger, aunque fuera por un día, a quienes estaban a punto de caminar hacia una sombra que aún no sabían que los perseguía.
El departamento de Sol olía a café recién hecho, a pan tostado y a la risa contenida de un bebé que descubría el mundo con dedos torpes y asombrados. Damian estaba en la alfombra, dando manotazos a un juguete de madera que hacía un sonido hueco y dulce cada vez que lo golpeaba. Luka estaba sentado en el sillón, intentando terminar la tarea mientras Kira desenredaba su cabello con una paciencia que solo una madre podía tener.
Julian estaba en la cocina.
Y la imagen—simple,







