Mundo ficciónIniciar sesiónKira sintió que esa frase se le clavaba en el pecho como un pendiente de oro. Un lugar que no exige obediencia; pide presencia. Damian emitió un ruido pequeño, giró la cabeza hacia el pecho de su madre, y Kira sonrió con esa calma exacta de los momentos que guardará para siempre.
—¿Y ser padre? —preguntó Julian, mirando ahora a su hijo y, a través de él, al hombre enfrente—. ¿Cómo se hace sin miedo?
Ahmed tomó aire, como si buscara en la memoria una respuesta digna.
—Se hace con miedo —dijo, por fin—. Pero sin mentir. Se pide perdón cuando uno llega tarde, se calla cuando uno se equivoca, se enseña a comer, a dormir, a nombrar el mun







