Mundo ficciónIniciar sesiónLa mañana llegó sin golpear puertas: luz inclinada sobre la piedra clara, olor a cardamomo recién molido y un rumor de patio que parecía conversar con el viento. La casa de Ahmed despertó como despiertan los lugares que conocen su propio pulso: primero el agua, luego el té, después los pasos. Kira abrió los ojos por el silencio y encontró a Damian con la boca entreabierta, dormido como quien confía. Luka se estiró como un gato sobre el colchón bajo y, antes de recordar en qué país estaba, sonrió; el cuerpo sabe celebrar los lugares donde lo tratan bien.
Julian ya estaba de pie, con esa mezcla de nervio y calma de los días importantes. Se lavó la cara, se peinó con los dedos y miró por la ventana baja: el cielo era un plato de porcelana, la sombra de las palmeras dibujaba geome







