HORAS ANTES...
La noche había caído sobre la ciudad como un telón de sombras espesas, cargando en el aire una tensión que parecía cortar la respiración. Los reflectores de la policía local apenas iluminaban el perímetro del viejo almacén donde las fuentes de Amhed habían confirmado que Luka estaba retenido. El eco de las sirenas lejanas y el murmullo de las radios en clave se mezclaban con el sonido metálico de las armas siendo cargadas.
Julian se mantenía de pie frente al edificio, los puños cerrados hasta que los nudillos se le tornaron blancos. Su mandíbula apretada marcaba la furia contenida, y sus ojos, esos dorados que tantas veces se habían llenado de ternura al mirar a Kira, ardían ahora c