Mundo ficciónIniciar sesiónEl amanecer cayó sobre Nueva York con un tono gris metálico.
Julian no había dormido.
La casa seguía en silencio, igual que la noche anterior. La taza de café sobre la mesa seguía llena, fría, intocada.
La nota de Kira, doblada con cuidado, seguía frente a él, junto a la ecografía.
Cada línea se le había quedado grabada.
Cada palabra era una herida abierta.
“Prometiste estar y no estuviste.”
“Ya no puedo ser la que espera.”
Había pasado la madrugada sentado frente a la ventana, mirando el reflejo de la ciudad que amanecía sin ell







