Caterina, después de pasar más de diez minutos sobre la ducha, solo dejando que el agua se deslizara sobre su cabeza, hombros y espalda y se llevara toda la tensión, sale de la sala de baño con la misma pijama que ha llevado puesta todo el día. Observa a su alrededor, pero parece que Rocco se ha ido a comer con su prometida.
Cansada emocional y físicamente, se masajea el cuello y se acerca a la cama, pero se detiene en el momento en el que observa, extendido sobre esta, un vestido midi de seda negra, que se ciñe a la cintura con una caída con lo que parece una caída fluida. Tiene un discreto escote en “V”, y mangas cortas con un encaje oscuro apenas visible.
A su lado se encuentra un sostén sin tirantes de encaje fino y una tanga brasileña de encaje, los dos negros y sin costura. Caterina levanta una ceja y cierra su mano abierta contra su cuello, sus mejillas se calientan y