Salvatore entra a la habitación donde se encuentran todas las mujeres acompañando a su hermana. Ella se pone de pie y le hace un gesto con la cabeza. Sale, y ella lo sigue hasta su habitación.
—No te preocupes por el dinero y la educación de los niños. Me encargaré de todo. — Salvatore no sabe qué hacer, no está acostumbrado a este tipo de situaciones y se siente muy incómodo.
—Don Rocco ha dispuesto un fondo para la educación de los niños, pensé que lo sabías. — Salvatore asiente. Rocco no le dijo nada, pero era claro que haría algo así.
—Yo me encargaré del resto. — Claudia observa la incomodidad de su hermano. El pobre no logra expresar sus sentimientos, nunca ha podido hacerlo.
—Salvatore, necesito trabajar. No puedo vivir a tus expensas y a la voluntad de don Rocco, puedo hacer algo en la villa, los niños van a la escuela, tendré tiempo. — Claudia recuerda a la donna di don Rocco, le pareció una mujer amable y diferente, no como las