Un mes y medio antes
Reggio de Calabria
—¿Dónde está? Salvatore, dime dónde está, por favor. Dime que está bien —grita Caterina sintiendo el miedo más intenso de su vida al ver a Salvatore sentado en una silla con la cabeza inclinada, como si hubiese perdido toda la ilusión de vivir. —¿Steven? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está Rocco? ¡Por favor! Que alguien me responda. —Luca, que la acompaña y al igual que ella se teme lo que haya podido suceder, la toma entre sus brazos y la aleja de Steven cuando Caterina empieza a golpearlo en el pecho.
Desde el momento en el que Salvatore llamó a Luca para decirle que Rocco había sido herido, Caterina no podía dejar de pensar en lo peor. No pudo dormir y se comió casi todas las uñas mientras se dirigían desde Mareddusa hasta Regio de Calabria.
Caterina se sienta al lado de Salvatore y golpea su cabeza contra la pared, mientras la calidez de las lágrimas se derrama por sus mejillas. Rocco no puede morir, su hijo no