Algunos minutos después de que el loco de GianLuca Ruggieri se ha ido, la puerta se abre y aparecen dos chicas muy jóvenes, llevando con ellas lo que parece su vestido de novia.
Una de ellas abre los ojos, impresionada al verla atada sobre la cama. La otra chica le dirige una mirada llena de odio. Ya comienza a identificar a las enamoradas de su futuro esposo o tal vez a sus amantes. La chica en cuestión la desata sin decir una palabra, y ella mueve sus rígidas manos, piernas y pies.
—Gracias. — susurra.
—Buenas noches, señora. — La chica más joven, la saluda y Caterina le devuelve el saludo con una sonrisa.
Enseguida se meten en el cuarto de baño y ella las escucha trajinar por un tiempo, cuando le dicen que puedo acercarse para tomar un baño, abre la boca impresionada; las duchas y una gran bañera se encuentran ubicadas al lado de un gran ventanal desde donde se