Su mirada se pasea por la habitación, es amplia y está segura de que hay otra habitación adjunta y un baño y parece tener un balcón.
—He dicho que no voy a hacerlo y puedes golpearme si lo deseas o matarme, no voy a casarme contigo, no te conozco, no te amo. — grita con la mirada llena de ira y desafío. GianLuca ríe con una fuerte y profunda carcajada, haciendo que Caterina frunza el ceño.
—¿Y quién te ha dicho que yo estoy enamorado de ti? Solo serás mi esposa, a quien follar cada noche si lo deseo o cuando lo desee, y quien me dará el heredero por el que mi madre no ha dejado de darme la lata. — Caterina quisiera tener un lugar hacia donde huir por la intensidad de su mirada. —No vuelvas a hablar, me has interrumpido bastante y no me gustan las interrupciones. Tu padre, Giovanni Romano, se encuentra en plena recuperación, pero eso podr&